POV Mario
El zumbido de las máquinas se vuelve cada vez más fuerte, atravesando el silencio de mi mente como un taladro. Poco a poco, me arrastra hacia la conciencia. Parpadeo, molesto por la luz blanca que cae desde el techo. Todo es tan blanco, tan estéril… y por un segundo me siento como si flotara en medio de la nada.
¿Dónde… estoy?
— Mario… — su voz me alcanza, cálida, preocupada. Es Leah. Sus manos suaves envuelven las mías, temblorosa — ¿Cómo te sientes, amor?
Quiero responder, pero todo está confuso. Las imágenes llegan en fragmentos: una habitación, una discusión, una mirada vacía. Entonces, de golpe, lo recuerdo todo.
Niego con la cabeza, como si al hacerlo pudiera borrar lo ocurrido.
— Yo no te engañé — murmuro, con la voz quebrada — No sé cómo llegó Miranda al hotel… tienes que creerme.
Veo cómo su rostro se tensa. Por un momento pienso que ya no hay vuelta atrás, que la perdí. Pero luego, su expresión se ablanda. Me aprieta la mano con más fuerza.
— Mario… te creo. Yo sé