VINCENT
— Te has portado muy bien. Eres una buena – acaricio un poco el lomo de la loba que recogí en el bosque.
Intento no tocarla mucho, pero es muy dócil y cariñosa, siempre está lamiéndome.
La acosté sobre una manta en una de las mesas de mi herrería, el taller donde hago mis encargos y que se conecta con mis dependencias detrás.
He dominado este arte aprendiendo con los herreros bestias y los hechiceros, puedo decir con orgullo que nadie trabaja el Obsidar como yo, pero intento ser discreto o tendría la herrería llena de encargos todos los días.
Un sonido lastimero de la loba me hace mirar a sus ojos rojizos.
No puedo evitar sentirme raro, de alguna manera me recuerda a ella, lo cual es bastante idiota.
— ¿Te duele en otro lugar? Revisemos si tienes más heridas – le susurro y comienzo a examinar su cuerpo, pero sucede algo demasiado… inusual.
Se gira bocarriba, exponiendo todo su suave vientre, el pelaje bajo ella es más blanco, hermoso y bajando la mirada… tengo que mirar de nue