Hubo una vez, un hombre, el primero que sufrió el castigo divino de Dios por su acto de crueldad contra su propia sangre…motivado por la envidia y cegado por los celos, aquel hombre había cometido un acto imperdonable…haciendo que la ira de su dios se derramara sobre él.
Desterrado y maldecido, su castigo seria vagar por el mundo eternamente condenado a nunca morir ni alcanzar la paz…seria asesinado miles de veces, sin nunca lograr perecer por ello…sufriendo una agonía y soledad eternas, sin nunca conocer el perdón de dios.
– Pero padre, ¿Eso que tiene que ver con la historia de los príncipes vampiro? – cuestionaba un pequeño Ionel Bennet a su padre, el temido Velkan.
– Oh mi pequeño, tiene mucho que ver…allí fue donde comenzó todo – respondió el aun joven Velkan Bennet, a su hermoso hijo