Capítulo 25: No podrás vivir sin mí, Alfa.
La respiración de Raymond se tornó áspera. Ese macho cedió a la tentación, a lo que su lobo pedía con un rugido interno.
Rustar empujaba desde dentro, insistente, ardiente.
«Es tu Luna… disfrútala antes de que muera por su maldito propósito…»
Tras un leve gruñido, ese macho se inclinó sobre Ayseli… ¡Besándola!
Los labios de ese Alfa tomaron los de esa hembra con una fiereza lujuriosa. La boca de Ayseli se abrió en un jadeo de protesta, pero el calor de ese Alfa la envolvió rápidamente…. Su corazón latió desenfrenado, como si quisiera escaparse de su pecho.
—¡No… no…! —ella intentó apartar la cara, pero la lengua de ese macho la siguió, húmeda, insistente, saboreando, enredándose con la suya sin permiso.
Ella forcejeó, pero sus manos apenas temblaban contra el pecho ancho de Raymond. El olor fuerte y varonil de las feromonas de ese macho la rodeaba, ese aroma salvaje de un Alfa… Por un momento, sintió que nunca había olfateado algo tan adictivo, tan delicioso… ¡Y por supuesto,