Capítulo 21: Su aroma.
—Está bien… —murmuró ella, enderezando los hombros—. Voy a calmarme. Voy a pensar…
Se limpió la cara con el dorso de la mano, respiró otra vez, estiró la espalda hasta que crujieron las vértebras.
—No puedo quedarme en esta manada —dijo la hembra albina—. No hago nada aquí. Intentaré huir. En Sombras Nocturnas están mis padres… ellos sí deben amarme, ellos sí me querrán de regreso… Pensaré mejor allá.
…………
El tiempo pasó mientras caminaba entre los troncos; el sol se hundió tras las montañas.
Pronto, todo quedó cubierto por la noche.
La luna, redonda y brillante, asomó entre ramas negras, bañando con su luz plateada todos los senderos.
El aire se volvió más frío, y los insectos comenzaron su canto nocturno.
El bosque se abrió de pronto en un claro estrecho.
Ahí, junto a un pilar de roca tallada, se erguía el estandarte rojo con las cuatro garras, vibrando bajo la luz blanca de la luna.
El pilar tenía marcas antiguas, runas que parecían brillar débilmente en la