Capítulo 57
—Sigue caminando, Amelia —le pidió Matthew, su voz era apenas un susurro contra el ruido de la lluvia.
Pero ella no pudo moverse.
Sus pies estaban clavados al suelo mojado, su respiración acelerada y sus ojos fijos en la silueta femenina que se acercaba con un vestido rojo como el pecado. No era solo la ropa, ni la sonrisa altiva. Era la energía. La presencia. Algo en esa mujer le heló la sangre.
—¿Quién es ella? —preguntó, sin apartar la mirada, aunque lo que realmente necesitaba era la verdad que se escondía en los ojos de Matthew.
Y la encontró, miedo, el Alfa estaba aterrado y confundido ¿Quien era ella?
Esa mirada perdida, esa sombra en la mirada de su Mate que ella conocía tan bien, solo significaba que un nuevo peligro los rodeaba.
Greta llegó hasta ella con seguridad sin tener que pedir permiso para irrumpir dónde no fue invitada, Le dio un beso en la mejilla a Amelia, y su contacto fue tan frío que pareció lastimarla.
—¿Quien eres? —Amelia le pregunto directamente