—¿Estás seguro de que vives aquí? —le preguntó y su tono era mitad incredulidad, mitad broma.
Billy, que estaba abrazándolo por detrás, se rió y asintió con un movimiento de cabeza.
—Tú también vivirás aquí conmigo —le aseguró y Maik se estremeció. Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho