—Está bien. Te entregaré a Juliet, pero no olvides lo que ha sucedido aquí hoy.
Con el ceño fruncido, Xander apretó la mano de Isa con fuerza firme, pero cuidadosa; pues la seguridad de su luna era su prioridad, y no iba a dejar que nada ni nadie la dañara.
—Vamos, mi luna —, murmuró con recelo.