—Gracias a la diosa, el alfa se arrepintió de realizarle esa tortura a nuestra luna. Bañarla en plata hirviendo sería muy cruel—. Escuchó como una le dijo a la otra. Y la cual se colocó una mano sobre el pecho y arrugó el rostro como gesto de grima.
— Sí, tienes razón. Sin contar que, al arrepentir