Capítulo 0003

Xander se encontraba saliendo del recinto, aún aturdido por todo lo que había sucedido. Su mente estaba llena de pensamientos y emociones encontradas y mientras caminaba hacia la salida, el diseñador que había invitado a Juliet al desfile se acercó a él y lo detuvo.

— Señor Xander Dark, es un placer verlo aquí—. Extendió su mano derecha y Xander correspondió al saludo.

—¿Es verdad que está dispuesto a convertirse en un patrocinador de mi marca como indicó su esposa Juliet?

Xander, sin desviar la mirada, se detuvo y se aflojó la corbata quedando totalmente sin palabras.

«¡Ay Juliet por tu estar buscando tu sueño a como dé lugar mira en la posición que nos colocaste!», se lamentó Xander internamente al darse cuenta de que su esposa inventó todo eso para poder participar en esa pasarela, pero para no dejarla en ridículo decidió responder:

— Si mi esposa lo dijo, es porque así será. Lo que la haga feliz a ella, yo estaré encantado de hacerlo.

Isa caminaba apresurada por el concurrido aeropuerto, con la mirada fija en el camino, tratando de ignorar todo a su alrededor; sin embargo, algo captó su atención de reojo. Sus ojos se encontraron brevemente con los de Xander, pero ella decidió ignorarlo y seguir su camino.

Xander, como alfa, sintió una chispa de rabia al ver cómo Isa volvía la cabeza. No estaba acostumbrado a que las personas lo ignoraran de esa manera. Determinado a confrontarla, extendió su mano y la agarró firmemente por el antebrazo, deteniendo su paso.

Maik, quien caminaba junto a Isa, se alarmó al presenciar el gesto y trató de apartarlo, pero Xander gruñó.

—Hay, pero qué feroz—farfulló Maik.

Sin saber cómo manejar la situación, Xander se dirigió a Isa con voz tensa:

—Me prende que simules ignorarme.

Isa, sin importarle el público que los rodeaba, se volteó y le respondió con frialdad:

—¿Y qué pretendes? ¿Qué te vea y sonría? Lo que menos quiero es mirarte—. Xander, sintiéndose desafiado, jaloneó su brazo con más fuerza, lo que hizo que Maik comenzara a gritar:

—¡Seguridad, seguridad!

—¡Cállate, paloma sin plumas! — bramó Xander con mirada amenazante y Maik se sintió como un niño regañado.

—Eres tan arrogante que pretendes mantener a tu esposa y a mí como tu amante. ¿Qué piensas que soy? ¿Me consideras una vulgar o qué? —, lo enfrentó Isa sin titubear.

» Te equivocaste, tú eres un alfa, pero yo también—, agregó antes de apartarse del agarre de Xander.

Justo cuando Xander se disponía a responder, Maik sacó el pecho con actitud desafiante, como un macho que no se achica.

—A que te pegó dos trompadas, vuelve a tocarla y verás como esa vena de hombre escondida en mí sale — le amenazó Maik con voz ronca y gruesa de macho.

Xander lo observó de arriba abajo y luego volteo a ver a su beta y con tono burlón le dijo:

—¿Me irá a rasguñar?

Maximus aplastó los labios creando una línea recta.

Sin importarles las miradas curiosas y los susurros que se extendían a su alrededor Isa caminó decidida hacia su jet privado, sintiendo cómo su loba interna lloriqueaba y pedía insistentemente volver a casa para encontrar consuelo en el bosque y calmar su dolor.

—Isa, que no te afecte ese bastardo, eres Isa Desiré Valentín, una alfa arrechisima, que ha pateado a varios guerreros, recuérdalo, a ti nada te bajonea—, le animó Maik con su tono gracioso y con sus ademanes exagerados.

En cuanto se abrocharon sus cinturones, Isa lo observó.

—Esto me supera, duele tanto— respondió con su voz vuelta un mero susurro y como si quisiera esconder su estado.

—Pero Isa, y Peter ¿qué hay con él? ¿Lo dejarás?

Isa permaneció callada, había olvidado momentáneamente un detalle muy importante.

—Nada, él no tiene por qué saber esto.

Isa aplastó los labios, ya no quería llorar, pero era imposible, así que con el fin de desahogarse empezó a relatarle lo que antes experimentó:

—Maik en cuanto vi a Xander me sentí inundada por una ola de emoción que me dejó indefensa. Había estado tan segura de mi lugar en el mundo, de mi papel como la modelo más codiciada del momento, hasta de lo que quería para mi presente y futuro.

Ella se echó a reír carente de emociones, y Maik contagiado por la melancolía tenía los ojos aguados, nunca había visto a alguien estar tan dolido como veía a Isa.

— Pero en ese instante, todo lo que había creído saber se desmoronaba—. Siguió contando—.

» En cuanto sus ojos enfocaron en los míos, las luces de la pasarela parecían lejanas, como si pertenecieran a otra vida, pues había sentido una conexión intensa con Xander, casi eléctrica, que me había descolocado por completo, pero mi burbuja se explotó cuando percibí su olor mezclado.

— Vi a esa modelo mirándome con una mezcla de celos y miedo que no pude ignorar y luego, volví a percibir una comunicación entre ellos; su amor es tan claro, y tan evidente que no evite sentirme como una intrusa.

—¡Ese Xander es un imbécil!, él ni se imagina la fila de pretendientes que tienes esperando por una migaja de tu atención, ¡debería podrirse ese estúpido alfa arrogante! — bramó Maik muy fiel a su amiga.

—Pero sabes, qué fue lo que más me dolió, y lo que realmente me dejó sin aliento, fue su indiferencia. Había esperado que él sintiera lo mismo, que compartiera esa conexión intensa, pero no ha sido así. Él sólo tiene ojos para ella.

» Sé que él no me debe su amor, yo tampoco lo amo, vamos, Maik, apenas hoy lo ví, pero debió esperar antes de marcar o dejarse morder por alguien más.

Las lágrimas brotaron de sus ojos y cayeron por sus mejillas, dejando rastros brillantes en su piel perfecta.

—Ni falta que hace que te mire, eres la loba más perfecta que conozco—, le alentaba Maik.

Mientras que en la manada:

La luna brillaba pálida en la bóveda del cielo y Juliet se encontraba en medio de una llanura de la manada, su respiración era agitada y sus ojos estaban rojos por el enfado, y en su mano, tenía su teléfono móvil que parecía un objeto tan frágil como ella se sentía.

—¡Xander, contesta! —gritó al vacío, y su voz resonó en la noche que parecía rechazarla.

Cuando el buzón de voz sonó una vez más, sintió que su corazón se desgarraba. Imágenes de su esposo junto a Isa inundaban su mente, cada una más dolorosa que la anterior. Intentó con todas sus fuerzas establecer un enlace mental con Xander, pero era como intentar hacer una llamada con mala señal: frustrante e inútil.

La puerta de la casa principal se abrió y la madre de Xander apareció en el umbral.

—¿Qué te sucede, Juliet? —preguntó la mujer, mirando a la joven loba con ojos llenos de preocupación. Juliet apenas se giró para mirarla, y su expresión era un mosaico de emociones desenfrenadas.

—No es nada, señora —respondió, aunque su voz temblaba. Dejó su maleta junto a la puerta y se dirigió a su habitación, incapaz de soportar las miradas de la familia de Xander.

Una vez en su habitación, se sentó en la cama y abrió las redes sociales, puesto que pensó que tal vez eso le distraería, pero lo único que encontró fueron comentarios alabando a Isa; y eso solo sirvió para encender aún más la furia que sentía.

—Ella, todo es por ella —chilló, lanzando su teléfono contra la pared.

La rabia se estaba apoderando de ella y, sin saber cómo controlarla, una vez en la parte trasera de la residencia permitió que su loba interna saliera.

Transformarse últimamente había sido doloroso para Juliet, desde que una serie de incidentes provocaron que su cuerpo ya no pudiera soportar el cambio sin dolor, pero en ese momento, abrumada por el dolor emocional, apenas notó el físico.

Transformada, en Yil, Juliet corrió hacia el bosque, con sus patas manchadas de barro, tropezó varias veces, pero siempre se levantaba y continuaba. Corrió hasta que su cuerpo no pudo más y cayó en una trampa que parecía ser colocada por cazadores furtivos; sin embargo, el misterio era: ¿los cazadores furtivos conocían esa zona?

El metal filoso se cerró sobre su pata delantera izquierda, como las fauces de un tiburón hambriento. El dolor era insoportable, pero lo que realmente la aterraba era que su herida no estaba sanando. Su gen regenerativo, que debería haberla curado casi al instante, estaba funcionando demasiado lento.

Allí estaba ella, atrapada y herida en medio del bosque, luchando con su propia tormenta interna y una trampa que le hacía sentir más que humillada.

Con el peso de su propia tristeza y la gravedad de su situación actual pesando sobre ella, Juliet luchó por mantener la claridad de su pensamiento. Cada vez que tiraba para liberarse, el dolor se agudizaba y la trampa de hierro se clavaba más profundamente en su pata y la sangre fluía de la herida, manchando el suelo debajo de ella.

Su mente estaba en caos. La ira, la tristeza, el miedo, todo se mezclaba en un torbellino de emociones que amenazaba con consumirla, pero en medio de todo eso, una parte de ella se negaba a rendirse.

—No puedo quedarme aquí —se dijo a sí misma, y su voz sonaba extraña en sus propios oídos. Intentó transformarse de nuevo en su forma humana, considerando que tal vez eso le permitiría liberarse, pero su cuerpo estaba demasiado débil, y la transformación se resistía a completarse.

Era como si todo su dolor y sufrimiento estuvieran concentrados en esa trampa que la mantenía cautiva. Su corazón latía con fuerza en su pecho, y cada latido era como un recordatorio agonizante de su situación.

Intentó una vez más comunicarse con Xander a través del vínculo mental, pero fue en vano, pues el vínculo estaba tan débil que apenas podía sentirlo.

3 horas después:

De vuelta en la manada, Xander estaba tratando de controlar su lobo interior. Sabía lo que había sentido, era únicamente una innegable atracción, pero tenía un deber para con Juliet, un amor que había elegido. El lobo dentro de él gruñó, inquieto y descontento.

Al llegar a su recámara, buscó desesperadamente a su esposa, revisando cada rincón.

Abrió el armario, pero todo estaba igual que cuando lo dejó, y lo único que faltaba eran las maletas de Juliet.

—¿Se habrá ido? —, murmuró para sí mismo, y su voz era apenas un susurro, pero no se detuvo allí. Rápidamente, salió del cuarto y se dirigió al estudio donde Juliet suele ensayar.

Mientras atravesaba el largo pasillo que conducía al estudio, se encontró de frente con una empleada de servicio que venía en dirección opuesta y la mujer hizo una leve reverencia.

—Bienvenido, mi alfa—. Él respondió con una sonrisa forzada.

—¿Dónde está mi esposa?

—No la he visto, apenas empecé mi horario señor— le informó la empleada.

Justo en ese momento, vio a su hermano acercándose por el pasillo.

—Hey, Xander, ¿por qué tu esposa llegó sin ti? —preguntó curioso, jugando con los extremos de la toalla que llevaba al cuello.

—Buenos días, hermano— le contestó Xander como un reproche, para desviarlo de lo que está sucediendo.

Su hermano empezó a reír sarcástico.

—Con tu ironía tratas de ocultar cosas, ya te conozco.

—Lo que sucedió dejó a mi cuñada tan mal que ni siquiera fue a ver a su hija y la curiosidad me hace preguntarme ¿Qué sucedió en su viaje?

De inmediato la expresión de Xander cambió y se giró hacia su hermano, con la preocupación claramente visible en su rostro.

—Viktor, ¿tienes idea de dónde está? Percibo su aroma aquí, pero no puedo rastrearla. Parece que ocultó su aura para que no la siguiera.

Viktor negó con la cabeza.

Desesperado, Xander se quedó solo en el pasillo. Quería encontrar a Juliet, y explicarle que nada había sucedido entre él e Isa, pero no la encontraba pues temía que Juliet lo hubiera abandonado.

Justo cuando la desesperación estaba a punto de consumirlo, a través de su vínculo debilitado con Juliet, escuchó su llamado de auxilio y sintió un escalofrío que recorría su espina dorsal.

Este llamado de auxilio no era como ningún otro que hubiera sentido antes; era un grito silencioso, lleno de miedo y dolor. Xander sintió un nudo en la garganta. No sabía por qué Juliet estaba pidiendo ayuda, pero su instinto le decía que estaba en peligro; su luna estaba en peligro, sin embargo, su teléfono sonaba, y sonaba dentro del bolsillo de su chaqueta y abrumado para silenciar el ruidoso aparato lo sacó con intención de apagarlo, pero, en cuanto vio el identificador respondió.

— ¡Señor Xander! ¡Es urgente! Hay un revuelo enorme en la empresa. Todos están alterados y necesitan desesperadamente su presencia— le informó su secretaria muy agitada.

—¿Qué está sucediendo exactamente? Necesito más información, explícame— exigió preocupado.

La secretaria, visiblemente nerviosa, intentó transmitir la gravedad de la situación, pero sus palabras se entrecortaban.

— No... no puedo... explicarlo claramente. Hay... discusiones acaloradas, y empleados... muy alterados. Necesitan... que esté aquí... ahora mismo.

Xander sintió la inquietud creciendo dentro de él. Sabía que algo serio estaba ocurriendo, pero su mortificación no se dirigía del todo a su empresa.

—Dile al equipo de seguridad que estén preparados.

—Sí, señor. Les informaré de inmediato.

Xander colgó el teléfono y salió corriendo con su mente en blanco salvo por la necesidad de encontrar a Juliet. Corrió en la dirección que su instinto le dictaba, ignorando el cansancio y el miedo que amenazaban con abrumarlo.

Corrió y corrió, cruzando el bosque que rodeaba fuera de su territorio.

le advirtió Orión negado a que su humano siguiera, pero Xander no se detenía.

A medida que corría, el grito silencioso de Juliet en su cabeza se volvía más y más fuerte, alimentando su desesperación.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegó y su corazón se detuvo por un momento cuando vio a Juliet en el suelo, rodeada por varios lobos de la manada enemiga.

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