Cap. 51: SORPRENDIDOS

Cap. 51: SORPRENDIDOS

Mara se quedó helada en la puerta de la habitación de su hija. Desde allí pudo oír claramente lo que Ricardo le decía a su hermana.

—¡HABLA! Son muchas las vainas que me tienes que explicar, ¡hermana! —Eneida estaba temblorosa, trató de zafarse, pero Ricardo no la dejó—. Le metiste en la cabeza a mi padre que le quitara la niña a Isabel. Tú fuiste quien lo hizo.

—¡Suéltame! —exclamó Eneida. Ricardo la empujó soltándola y jalando el diván se sentó frente a ella, aún seguía la habitación en penumbras—. No sé de dónde carrizo sacaste esas vainas, yo no sé de qué me hablas.

—Lo sabes muy bien. ¿Sabes dónde estaba? ¿Sabes quién me partió la cabeza a traición y luego casi me mata de un disparo en la cabeza?

Eneida tartamudeaba.

—Se…, se…, seguramente en un riña de bar donde te lo pasas metido.

—Yo estaba en Francia y no en un bar precisamente… Fue tu amiguito francés. ¿Lo recuerdas? Lo hizo para que le devolviera su teléfono, porque lo tengo yo…

Eneida cayó senta
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