Cap. 34: CEGADOS
Cap. 34: CEGADOS
En la recepción que se estaba llevando a cabo en la mansión de Iker Del Castillo, Marcos se muestra inquieto.
—Y está Eneida que no suelta este teléfono, mira la hora que es y no sé nada de Ricardo. Seguramente se fue al bar con la Mariana Rivero. Ese hijo mío que no aprende.
—Marcos, estás cegado, deja a Ricardo tranquilo. No quieres entender que tus hijos tienen sus propias vidas, ellos necesitan su propio espacio. Cuando aceptes eso podrás tener una vida propia, feliz. Ya tú y yo estamos es para mimar a los nietos, y a nosotros mismos…
Marcos se detuvo camino a los jardines.
—Tengo que hacer un par de llamadas —Mara sacudió la cabeza y sus manos se fueron a ambos lados de la cara mientras negaba.
—No me jodas la noche, me voy a la mesa de los Arruti y no te ocurra irme a buscar.
Marcos se alejó de la muchedumbre e hizo la primera llamada, después de un preámbulo extenso de saludos entre los dos parlantes, él se aclaró la garganta para decirle.
—Magistrado Del