Miguel padre observó orgulloso a su hijo cuando se dio cuenta de que lo obedeció y terminó disparándole al segundo hijo de Marcos Estebans.
—Dame el arma y le doy el tiro de gracia en la cabeza, le diste fue en la pierna, así puede quedar vivo —pidió el hombre extendiendo su mano para quitarle el arma a su hijo.—No te preocupes papá, me encargaré de eso, no creo que quede vivo, el disparo se lo di afectando su arteria y vena femoral, nadie lo salvará, morirá en tres minutos.—¿Cómo lo sabes? —preguntó el hombre sin entender.—Porque tengo muy buen conocimiento del cuerpo humano, sé dónde puede o no hacer daño. No te preocupes por este Esteban, déjame llevármelo y tirar su auto por algún desfiladero con él dentro. Así su familia no podrá encontrarlo con facilidad —respir