Se levantó de su asiento apenada, tomó una servilleta y limpió el rostro a la mujer, ofreciéndole sus disculpas.
—Lo siento, la reacción fue involuntaria, ante mi sorpresa por sus palabras, no me esperaba esto… yo quiero mucho a Hermes, pero no de la forma como ustedes pretenden. Yo no ando buscando novio, ni mucho menos estoy interesada en un matrimonio, tengo prioridades en mi vida y una es el infinito amor por mi libertad.
» Además, Hermes ¿Cómo es eso de estar enamorado de mí? ¿Duramos un par de años sin vernos y en unos días te das cuenta de que te gusto al punto hasta hablar de matrimonio? En realidad, mi mente es muy práctica y coherente, me cuesta entenderlo, dime como si yo fuese una niña de preescolar, mira si tuviera plastilina, hasta te pediría me lo explicaras de esa forma —dijo en forma burlesca.
—No me