Esas palabras lanzadas por la ginecóloga y su semblante preocupado nos hizo mirarnos con preocupación, en mi mente se cruzaron frases de peligro, como si algo malo les pasara a mis hijos, enseguida indague con premura.
—¿Qué pasa, doctora? por favor, no nos oculte nada
De la nada soltó una carcajada para decir
—Ustedes dos son los padres más afortunados del mundo, jajajaja
Alessandro y yo nos observamos muy extrañados de sus palabras, hasta que con su semblante risueño hablo
—¡Son tres!, dos varoncitos y una mujercita
El grito de Alessandro me paralizó
—¡Qué dijo?, ¡tres!, son, ¿trillizos?
Se fue a mirar el monitor, con su dedo señalaba todo, entrecerraba sus ojos sin dejar de observar esa pantalla, hasta que la ginecóloga se acercó para irle mostrando a los tres, y vi que mi esposo se sentó en el suelo a sollozar diciendo entrecortando sus palabras.
—¡Tres!, s.s.son, t.t.tres, ten... go, tres hi... jos
Me miró y esbozo una gran sonrisa mientras se levantaba para venir hacia mi alegre