Nos informaron al amanecer, cuando el campamento aún olía a humo y rocío. La capitana Vessira Noreval reunió a todos los pelotones frente a las tiendas, con el mismo temple con el que otros dan órdenes de fuego.

—El destacamento de instrucción número tres —dijo, con la voz clara como un látigo—, se desplazará al Paso de Liria. La misión es escoltar a Lady Xandria Drusk, hija del Canciller y regente en funciones de las tierras del norte.

El silencio fue inmediato. Algunos reclutas se miraron con nerviosismo. No todos los días se escoltaba a la hija de uno de los hombres más poderosos de Dravena.

—¿Motivo de la misión, mi capitana? —preguntó Soren, su tono más curioso que desafiante.

—Lady Xandria debe supervisar un envío de suministros provenientes de Karvelia —respondió Vessira—. Es una operación de importancia estratégica. Los thavorianos escoltan la caravana hasta el límite del Paso, y nuestra tarea es garantizar que cruce territorio draveniano sin incidentes.

Nadie lo dijo en