Epílogo – Parte 5 – Aerval, el Niño Rey (Años 116–128)
continuacion - El Rey y la Herida del Sur
La mañana del funeral cayó sobre la fortaleza Velgaard con un silencio tan espeso que parecía parte del pantano. Los asistentes se movían como sombras formales, cargando telas negras y estandartes pesados. Aerval observó cada gesto, cada mirada, cada murmullo cuidadosamente medido para no ofender ni revelar nada.
Rylan fue enterrado en una cripta húmeda, rodeado de muros cubiertos de musgo, con menos llanto del que merecía y más diplomacia de la que cualquier muerto podría tolerar.
Los Velgaard, aunque respetuosos en apariencia, dejaron claro en su comportamiento lo que realmente significaba la muerte del heredero: una redistribución silenciosa del poder. Orlon Velgaard se movía entre los presentes como un barco calculando la corriente; no lloraba, no hablaba, solo tomaba nota mental de quien estaba demasiado cerca de Seren… y especialmente, quién estaba demasiado cerca del rey.
Seren perm