Leo.
La residencia universitaria era genial, mi compañera de habitación era muy parecida a mí, en cuanto a forma de ser, porque de físico éramos como el agua y el aceite. Ella era morena, ojos verdes, alta, delgada y con poco pecho.
Deshacía la maleta en mi armario, mientras ella me contaba el largo viaje que había hecho desde Colombia hasta Chicago.
Sin lugar a dudas mi parte favorita de la habitación era el balcón, desde dónde se podían ver unas vistas espectaculares.