Irrevocablemente enamorado.
Siendo honesto, nunca imaginó que podría tener un momento de paz después de todos los acontecimientos que pasaron durante la semana. Si este fuera un día de su habitual rutina, seguramente estaría inquieto y trabajando hasta altas horas, encerrado en el despacho de su casa, olvidándose hasta de sí mismo. Esta noche, sin embargo, todo era diferente y aún le costaba un poco asimilarlo. De hecho, si tuviera que ir más allá, diría que toda la semana había tenido su toque distinto. Tal vez gracias a que su hermano había estado con él, yendo a la oficina y ayudándolo con algunas cosas.
Era algo sorprendente cómo las cosas podían cambiar. No era como si se estuviera quejando. Por el contrario, le gustaba hacía dónde se dirigía su vida. Un paso a la vez para evitar tropezar nuevamente.
Posterior a terminar su sesión de besos con Johari, la condujo a la sala de estar y Francis los miró de esa manera peculiar que decía mucho más que ese saludo que espetó a Johari.
Pronto se encontró siendo d