CAPITULO NOVENO
Cuando llegue a casa, aún había más de una patrulla de policía en las inmediaciones, baje corriendo del taxi que cogí en el aeropuerto, entrando en la casa encontrándome a María y a una amiga suya echas un mar de lágrimas.

— Gracias que ha vuelto señora, no encuentran a la niña — me dijo llorando

— Perdóneme señora soy el inspector Rodríguez, ¿es usted la madre de la niña? — me preguntó

— Si señor soy yo, ¿saben algo ya? — pregunté

— No, lo siento y el padre de la niña ¿puede ser que se la haya llevado? — me preguntó

—Mi hija no tiene padre, es fruto de una violación — contesté

— Comprendo lo siento, lo denuncio cuando la violaron — me dijo como si se avergonzara él mismo

— No, tenía mucho miedo y preferí no hacerlo — le dije

— ¿Tiene usted algún enemigo que quisiera hacerle daño? Y ya con esto las dejo descansar — me dijo

— No ninguno, pero por favor encuéntrela, es lo único que tengo en mi vida, es mi pequeña — le dije desmayándome perdiendo el conocimiento

Cuando
Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo