Enzo resopló, y el Alfa finalmente se relajó. —Si crees que puedes conseguir que su lobo esté cerca de nosotros sin intentar matarnos, lo intentaremos todas las veces que sea necesario—.
Asentí. —Podemos intentarlo después de que aclare las cosas con Clay. Hay luna llena en dos semanas, así que quizá todo esté resuelto para entonces—.
—Manténganos informados—, asintió Hunter.
—Parece que tu lobo se ha rendido —comenté mirándolo.
Él asintió. «Ver a Clay contigo mientras te recuperabas eliminó cualquier rastro de posesividad. Incluso en la parte más intensa de su reclamo, no te protegía tanto como Clay y su lobo. Simplemente no había sentimientos entre nosotros».
—Gracias a Dios por eso.—
Hunter y Enzo se rieron entre dientes, y me puse de pie. —Voy a Stray mañana por la mañana. Sydney cuidará de Olive, pero si necesita algo...—. Mi voz se apagó.
—Lo tenemos —coincidió Enzo—. Cuida de Clay, y nosotros cuidaremos de tu hermana.
La gratitud me invadió. —Gracias—.
—Buena suerte.— Las palab