SE NOTA QUE DORMISTE MUCHO

Conseguí emitir un sonido de protesta.

—No me digas que no dormiste. Tienes baba en el brazo.

Estaba demasiado agotada para preocuparme.

—Vamos. —Levantó mi brazo por encima de su hombro.

—Tu tobillo—, discutí, mientras ella intentaba soportar algo de mi peso.

—Está bien. Mi lobo corrió durante horas y no sentimos ningún dolor.

Las palabras olían verdaderas.

Estaba tan cansado que podría haberme imaginado eso.

—No hay forma de que pueda levantarte, así que tendrás que ayudarme aquí, Enzo. —Tiró de mi brazo por un minuto, tratando de ajustarlo, hasta que finalmente me dio un codazo en el costado en un esfuerzo por despertarme.

Le aparté la mano de un manotazo, intentando no retorcerme.

Su voz estaba llena de humor. —Dime que no tienes cosquillas. Es imposible que un hombre tan grande, poderoso y guapo como tú sea...— Sus dedos me hicieron cosquillas en el costado, y me aparté, resoplando y dándole manotazos. —Cosquillas. Tienes cosquillas de verdad. ¿Cómo?—

—Todo el mundo tiene cosquil
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