—Me parece un buen trato. Amigos, será. —A pesar de mis palabras, miré por la ventana, sin estar segura de poder mirarlo a los ojos.
Fue un buen trato. De verdad que lo fue.
Fue totalmente inesperado después de lo mucho que me había mimado desde que me lesioné. Y eso me dejó perplejo. Y mucho.
—Bien. —Entró en el aparcamiento de un pequeño y encantador restaurante y salió. Intenté abrir la puerta, pero la agarró antes de que pudiera y me sacó.
—Si sólo fuéramos amigos, debería poder caminar cuando quiera—, señalé.
Solo somos amigos, pero nuestros lobos son compañeros. Mi lobo te cuidará siempre que pueda.
Consideré discutir, pero decidí no hacerlo.
Lo que él me ofreció fue mucho más de lo que jamás me habría permitido esperar.
Amarillis
Después del desayuno (era casi la hora de comer, así que en realidad era un brunch), Enzo paró en una farmacia y pasó media hora oliendo acondicionadores. No le gustó ninguno, así que me dijo que me ocupara de mi pelo pajizo. Y prometió pedirme algo si