Me mordí el labio y lo observé un momento. —¿Por casualidad Logan o Silas te contaron algo sobre el celo?—
—No. Aunque parece bastante sencillo.
—Sí, lo es —acepté—. Pero…
Levantó la mirada de las verduras. —¿Pero qué?—
—¿Sabes que los lobos salvajes tienen nudos?—
Arrugó la frente. —¿Nudos?—
—¿Como si la base del pene de un lobo se hinchara?—
La arruga se acentuó. «Aunque no lo creas, nunca he buscado información sobre cómo se acuestan los lobos salvajes, princesa».
Hice una mueca, busqué en Google una imagen anatómica y se la mostré.
—Eso no puede ser real.—
—Es.—
—No estarás tratando de decirme que eso le va a pasar a mi polla, ¿verdad?—
Solté un suspiro. —¿Quizás deberías enterarte cuando pase?—
—No le digas eso a un Alfa—.
Quizás no.
Si voy a hacer eso, necesito una explicación detallada. Inmediatamente.
Hice una mueca. —¿Vas a enfadarte y atacar a Silas otra vez?—
—No. Me lo vas a explicar como si nunca te hubiera pasado.
Levanté una ceja.
Lo tocó con mi dedo para bajarlo. —Ahor