—Un mensaje diciendo que malinterpretaste nuestra relación y que no tenías intención de lastimarlo otra vez habría sido suficiente—.
Sigue en cama mientras se recupera. Un refrigerio es más útil que una disculpa por mensaje.
—Dijo que ya estaba mejor—.
Enzo resopló. «Cuando fui tras él, solo sabía que te había follado todos los meses durante años, princesa. No se libraba solo con una nariz rota. Seguro que te dijo que estaba bien para que te apartaras».
—Supongo. —Hice una mueca y volví a mirar por la ventana.
Un tenso silencio se extendió entre nosotros.
Posiblemente fue el momento más incómodo que hemos pasado juntos.
Enzo finalmente dejó escapar un suspiro. «No debí haberlo atacado. No fue uno de mis mejores momentos. Lo siento».
¿Vas a hacerlo otra vez?
—No. No lo quieres.
Fruncí el ceño. —Hablo en serio, Enzo. Si alguien me roza en la Logia, ¿morirá? ¿Tengo que andar de puntillas por todas partes por miedo a que mates a cualquiera que me sonría o me ayude a encontrar tortillas en