Capítulo 60. ¿Broma pesada?

Un hombre se le acercó a Kosta, quien cayó de rodillas en el pavimento, con las manos en la cabeza, llorando como si fuera un pequeño, escondió su cara entre las manos, mientras trataba de controlar ese dolor que le rompía el alma.

—Señor tranquilo, ¡Cálmese! —como la gente empezó a colocársele alrededor, el hombre pidió que se apartaran para que lo dejaran respirar, porque parecía que, en cualquier momento, colapsaría.

—¡¡¡Mi hijo no!!! —exclamó en ese momento con todas sus fuerzas, el grito le salió desde lo más profundo de sus entrañas, cuando de pronto escuchó unos pasos detrás de él y esa voz que le hizo volver en un instante el alma al cuerpo.

—¡Papá! —exclamó el joven detrás de él.

Kosta se giró y le brincó encima, lo abrazó mientras lloraba de felicidad.

—¡Gracias, Dios mío! Hijo, estás bien —le tomó por las mejillas y besó su frente—¿Qué pasó?

Sin embargo, Esteban estaba sorprendido al verlo llorar.

—Papá, ¿Estás llorando por mí? —interrogó admirado, producto de la sorpresa q
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