Capítulo cuarenta y siete. Vacío por dolor y verdad.

El archivo digital llegó al correo en la madrugada. Nicole lo vio al despertar, aún con la luz tenue del amanecer colándose por la ventana del penthouse. El asunto del mensaje era escueto: “Adjunto archivo Regenesis. Reunión sugerida.” Lo firmaba Daniel.

Kyan aún dormía. Tenía el rostro relajado, pero Nicole sabía que su descanso era frágil. Después de todo lo que habían descubierto, cada noche era una negociación con el pasado.

Se levantó sin hacer ruido, preparó café y abrió el archivo con un nudo en el estómago.

El informe no era extenso, pero lo suficiente para congelarle la sangre. Eran documentos clínicos, notas de ingreso, planillas de sesiones. No había menciones explícitas a “borrado de memoria”, pero sí términos que sugerían lo mismo: “intervención dirigida para desasociación traumática”, “instrucciones familiares para desvío emocional post-crisis”, “exposición mínima a factor detonante”.

Y un nombre, repetido solo una vez