Mundo ficciónIniciar sesiónGabriel no amenazaba. Gabriel invitaba. Y esas invitaciones eran órdenes disfrazadas de cortesía.
El email había llegado a las diez de la mañana, mientras Valeria permanecía escondida en el penthouse de Alejandro, incapaz de forzar sus piernas a llevarla de regreso a Torre Santibáñez después de dos días de ausencia que se sentían como años condensados en horas. La pantalla de su laptop brillaba con el mensaje que contenía solo tres líneas, pero cada palabra pesaba como plomo derretido sobre su pecho.
"Cena esta noche. 8 PM. Restaurante Pangea. No es opcional."
Sin firma. Sin cortesías. Sin la pretens







