Mundo ficciónIniciar sesiónGabriel Montemayor había matado antes, y las muertas siempre se parecían a mí.
La noche había caído sobre Monterrey como un manto oscuro salpicado de luces que parpadeaban como estrellas caídas atrapadas en el concreto y el cristal. En el penthouse de Alejandro, las cortinas permanecían abiertas para revelar la ciudad entera extendiéndose bajo ellos como un tablero de ajedrez donde las piezas se movían sin saber que estaban siendo jugadas. Valeria estaba sentada en el suelo de la sala, rodeada de unos documentos que Alejandro había ido imprimiendo durante las últimas seis horas, formando un círculo alrededor de ella como una evidencia acusadora gritando unas verdades que su mente apenas podía procesar.







