IVORY CLOE:
Y así, entre risas y bromas, el grupo entró en la casa, dejando atrás por un momento las preocupaciones y secretos. Contagiada por la alegría, decidí que los problemas podían esperar. Después de todo, ¿quién era yo para interrumpir una sesión de historias que prometían ser más exageradas que las excusas de un estudiante el día de entrega de la tarea?
Mientras subían las escaleras, Amelie, ya recuperada de su mareo, no pudo evitar comentar: —¿Saben? Creo que deberíamos escribir un libro sobre nuestras aventuras. Lo titularemos “Cómo sobrevivir a una persecución de periodistas en motocicletas de juguete”. Stefanos, aunque preocupado por ella, la conocía desde niña y sabía que en verdad odiaba las motocicletas porque había tenido un accidente, pero trató d