A Ilán se le había quebrado la voz cuando me contó eso. El diagnóstico de abasia no solo supuso un desafío físico para él, sino que también desencadenó una lucha de poder en el seno de su familia. Su madre, Amaya, quien siempre había mostrado una fachada de bondad y entrega hacia él, reveló su verdadera naturaleza.
—Tienes que dejar de trabajar, Ilán, y concentrarte en ponerte bien; yo haré todo lo que me indiques —insistía Amaya cada día.—Mamá, estoy bien; el trabajo es lo único que me mantiene cuerdo. Déjame tranquilo —le respondía Ilán, sabiendo que ella no era buena en los negocios y que lo llevaría a la ruina. Pero cuando llegó la citación de un juicio, lo tomó por sorpresa.Ilán estaba desconcertado y llamó a su abogado. Este le informó qu