Hice una pausa, reuniendo el valor para expresar lo que realmente sentía. Hablaba en un susurro cargado de emoción:
—No te vayas... Te necesito.Stefanos me miró, conmovido por mi vulnerabilidad. Acercó su mano a mi rostro, acariciando suavemente mi mejilla.—Yo también te necesito, Amelie —respondió con sinceridad—. Pero piensa en Ivory. Está tan frágil ahora, y conoce a Ilán como si fuera un extraño. Necesitarán toda la ayuda posible.Asentí lentamente, comprendiendo la situación a pesar del dolor que me causaba. Pero ambos sabíamos que debíamos hacer lo mejor para nuestra querida amiga.—Tienes razón —admití—. Es solo que... apenas estamos comenzando esto, nosotros. Me asusta la idea de perderte justo cuando por fin te he encontrado.Stefanos sonrió al darse cuenta de que no era el &ua