—Jefe —llamó Jaya acercándose hacia él con energía, pero al ver su semblante, se detuvo.
Él la miró y retiró la mirada de inmediato, no se movió frente a la puerta de la habitación de Pilar, colocando sus brazos en jarras y suspirando para calmarse. Movió su cabeza indicándole que ya podía hablar.