—Esto no parece Amorgós.
—Sí lo es. Y has silencio —exigió el chofer del bote anterior.
El motor se apagó y poco a poco, dejándose llevar por la corriente, llegaron al muelle. Uno de los sujetos vestidos de negro saltó hacia las tablas y ató la cuerda en uno de los pilares sobresalientes para es