Calógero Di Vicenzo llamaba mínimo, dos veces al día, a Consuelo Daza a Siracusa, en Sicilia. El, en su poco más de tres décadas de existencia, había logrado una serie de metas que al principio le parecieron imposibles, pero que, en un despliegue de audacia y férrea disciplina, había logrado cumplirlas. Al reflexionar sobre ello, llegó a comprobar que no había sido tan complicado después de todo, solo era «Una cuestión de precisión» como lo había escuchado en una frase de una película de Denzel Washington, Jr. donde conduce un tren desbocado.
Incluso el amor, el sentimiento que creyó negado para sí y que lo había destruido en su juventud y el cual pensó que no lo encontraría de nuevo, ahora, le daba alas invisibles para volar por encima de cualquier adversidad.
Es cierto que una relación a distancia no es para na