Abro la caja rectangular con un lazo rojo encima para ver un abrigo de piel sintética blanco. Veo la etiqueta del precio y jadeo.
—Víctor, no tenías que hacerlo —digo y lo abrazo —esto es tan jodidamente caro. Realmente no tenías demasiado. Lo abrazo de nuevo.
—Este abrigo no ayudará al bebé —murmura Sebastian.
Pero me ayudará antes de que nazca un bebé. No hay bebé, por el momento —corrijo.
—Te compré una cuna pero llegará más tarde esta noche —Isabella solo dice y me sonríe. La abrazo y le sonrío.
—No voy a tener un bebé.
—Sin embargo —dice Casp