Me quedo observando sus hermosos ojos verdes, sintiendo como de pronto el pasado me golpea.
-Por supuesto que eres tú, Susana- me estrecha entre sus brazos y por algunos momentos me quedo atónita, no sé qué responderle. De pronto reacciono y lo estrecho con la misma calidez de hacia tantos años.
-Es bueno verte de nuevo, Martín- le respondo cuándo nos separamos y me quedo mirándolo directamente- haz cambiado mucho.
-Tú también- me responde sonriendo- estás más hermosa que nunca, los años te favorecen.
-Muchas gracias- le sonrío coqueta.- jamás imaginé poder encontrarte aquí.
-Este era un compromiso ineludible para mí- me explica y siento curiosidad.
-No sé si eso sea bueno o malo- le digo algo confundida.
-Al final ha sido muy bueno, te he encontrado después de tantos años, pensé que jamás volvería a verte- sus ojos mostraron una profunda tristeza que hizo que se me encogiera el corazón.
-Era necesario marcharme, Martín- le