Caminando por los pasillos del castillo, Phoenix encontró varias miradas curiosas y sorprendidas al ver a la reina tan expuesta, pero mantuvo su postura altiva y confiada. Sabía que necesitaba afirmarse como reina y no permitir que Elara ni nadie la dejara fuera de los asuntos importantes.
Al acercarse al ala de reuniones, detuvo a una criada y preguntó con autoridad, "¿Dónde están el rey Ulrich y la vizcondesa Elara?"
La criada, sorprendida al ver a la reina en bata, tartamudeó. "Están en la sala de reuniones, Su Majestad. Segundo corredor a la izquierda."
Phoenix agradeció y se dirigió hacia la sala indicada. Cuando llegó a la puerta de la sala de reuniones, se detuvo por un momento, respirando hondo antes de empujar las pesadas puertas de madera. La sala estaba iluminada por varias ventanas grandes y candelabros colgados del techo. Ulrich estaba sentado a la cabecera de la larga mesa