Maddi se quedó dormida bien entrada la madrugada y para cuando despertó él ya no estaba allí. Por un segundo creyó que lo había soñado todo, pero luego lo vio entrar con una sonrisa luminosa.
—Chocolate o vainilla —dijo poniendo dos tazas de leche frente a ella.
—Chocolate —murmuró Maddi—. Gracias