Mundo ficciónIniciar sesiónLa luz matutina se filtraba a través de las cortinas de seda, creando patrones dorados sobre el suelo de mármol mientras Mariana se incorporaba lentamente en la cama. A las veintiocho semanas de embarazo, cada movimiento requería una consideración cuidadosa, una negociación silenciosa entre su cuerpo y la nueva vida que crecía en su interior. El bebé había estado particularmente activo esa mañana, pequeños puños y pies presionando contra las paredes de su vientre con una energía que la hacía sonreír a pesar del cansancio.
Khaled ya se había levantado, como era su costumbre desde que habían establecido una rutina más estable tras los eventos recientes. Lo encontró en su estudio, revisando documentos con esa concentración que había aprendido a reconocer como su forma de procesar el estrés de manera productiva. Cuando alzó la v







