Mundo ficciónIniciar sesiónLa noche se extendió sin fin, llenándose con el sonido de teléfonos sonando constantemente, de voces urgentes en los pasillos, de puertas abriéndose y cerrándose mientras los asesores de seguridad corrían de un lugar a otro con expresiones que prometían malas noticias. Hassan había convertido la sala de guerra del palacio en un centro de operaciones, con pantallas mostrando feeds de noticias internacionales, rastreadores de vuelos, y mapas detallados de la región.
—No está en Durania —reportó uno de los analistas, mirando su computadora con el ceño fruncido—. Lo confirmamos con inteligencia local. Su última ubicación conocida fue el palacio de su padre hace seis horas. Después de eso, nada.







