Mundo ficciónIniciar sesiónLa embajada de Durania en Alzhar era edificio moderno que contrastaba marcadamente con la arquitectura tradicional del palacio: todo vidrio y acero, líneas limpias, diseño que gritaba progreso y futuro. Mariana notó la ironía en el momento en que su vehículo se detuvo frente a la entrada iluminada.
Incluso el edificio era declaración.
—Recuerden —dijo Khaled en voz baja mientras Hassan abría la puerta—, somos familia. Permanecemos unidos. Nadie se separa del grupo.
Sami asintió solemnemente, su mano apretando la de su padre. Amira, en brazos de Mariana, miraba el edificio con desconfianza de niña de cinco años que había aprendido a reconocer peligro incluso cuando venía envuelto en cortesía.







