Mundo ficciónIniciar sesiónLa puerta de las habitaciones privadas se cerró con más fuerza de la necesaria. Khaled se giró hacia Mariana, sus manos apretándose y aflojándose a sus costados en movimiento que ella había aprendido a reconocer como señal de que estaba luchando por mantener control.
—Dos semanas —dijo, y la forma en que pronunció las palabras las hizo sonar como sentencia—. Va a estar aquí dos semanas, paseándose por mi palacio, mirando a mi esposa como...
—¿Como qué? —interrumpió Mariana, sintiendo su propia frustración subir—. ¿Como un ser humano? ¿Como una persona interesante? Dios, Khaled, tuvimos una conversación. Eso es todo.
—No vi la conversaci&oac







