Mundo de ficçãoIniciar sessãoKhaled escuchó el grito de su hijo y algo dentro de él se rompió. No de manera figurativa. Literalmente sintió cómo la última pared que mantenía entre él y la violencia pura se desintegró.
—Hassan, conmigo. Ahora —su voz por la radio era irreconocible incluso para él mismo.
—Señor, los refuerzos están a cinco minutos...
—No tenemos cinco minutos.
Dejó el centro de comando sin mirar atrás, sin importarle que Farid gritara advertencias sobre tácticas, sobre esperar. Mariana estaba en manos de ese monstruo. Su hijo estaba llorando. Nada más importaba.
Los túneles antiguos estaban mal iluminados, el aire cargado de moho y historia. Khaled los conocía de memoria, había explorado cada centímetro cuando era niño. Esa familiaridad le daba ventaja que los rebeldes no tenían.







