TERCERA IRA. EL DESAMPARO
Norte de Canadá
El viento ululaba impetuoso sobre las copas de los árboles, provocando que apenas fueran posibles la visibilidad y la audición para un humano común, pero no así para un sorian. El campamento stark se había recluido en sus albergues y en la tarde solo se escuchaba el sonido de la borrasca.
Cada activo se había equipado con las armas que mejor sabía manejar, y antes de salir a la misión Maxwell había entregado al Comandante una versión particular de lo que Lionel consideraba unas khopesh egipcias.
Las hojas curvas en forma de hoz eran blanquísimas y singularmente pesadas y en las aristas convexas el filo cristalino anunciaba una segura promesa de muerte. Las empuñaduras eran de ónix negro y agudas navajas onduladas sobresalían por la parte posterior del p