Villa de las Mercedes
No había pasado aún una semana desde su conversación con Evan y Lara había intentado suavizar su carácter cada vez que por casualidad se lo encontraba en los exteriores de la casa, pero ni siquiera así había conseguido que le permitiera acercarse a los tigres. La advertencia de Hatch se había convertido en una terrible realidad y finalmente la desesperación había doblegado su espíritu.
— Respóndele que sí. — le había dicho a su madre — El señor Swels se asegura una esposa y tú un largo reposo en la Costa Blanca.
Sin embargo nada parecía ser suficiente. Su futuro marido cumplía a cabalidad su palabra separándola de los animales, y la muchacha terminó por recluirse a sí misma en su habitación para no tener que tropezárselo.