Aullidos resonaban incesantemente en mi mente, alternando entre la visión de ser llevada en los brazos por el Alfa y momentos de apagón, en los cuales mi alma parecía ser arrastrada hacia la nada.
— No te rindas en seguir viva, Sophie… Conan nos necesita. — La voz imponente de Harvey susurraba en mi oído.
Gotas heladas golpeaban mi rostro; ¿estaba lloviendo? No, era diferente. Una gota resbaló por mis labios, con sabor salado. ¿Él estaba llorando?
Intenté articular palabras en vano, cediendo a los tirones persistentes que insistían en arrastrarme. Estaba tan exhausta, el dolor era abrumador.
— ¡No mereces vivir! — La voz resonó desde la oscuridad, revelando un entorno arenoso y abrasador. Busqué quién hablaba y allí estaba ella, mi hermana. — Este es el precio por querer robar mi vida.
— ¿Agatha? No entiendo. Me pediste que protegiera a Conan, insististe en que encontrara a las brujas recluidas… ¿Por qué hiciste todo esto? — Suspiré al acercarme a ella — ¿Qué lugar es este?
Un puente