C48- ARRUINASTE MI VIDA.

Camille cerró la puerta de la mansión sin mirar atrás. No le importaba si Stefan gritaba, si la seguía o si se quedaba como una estatua en medio del salón.

Había escuchado lo suficiente.

No iba a complacer las demandas de un hombre que apenas conocía, que entró a su vida como un huracán, lleno de secretos y sombras. Así que recorrió la ciudad, entró a varias tiendas buscando empleo, algunas la miraron con lástima, otras con indiferencia. Nadie contrataba sin referencias, porque nadie confiaba en una desconocida.

Al final del día, lo único que le quedaba era esa visita que evitaba siempre que podía. Pero lo hacía igual. Porque, aunque doliera, ella era su madre.

La clínica mental estaba en silencio y Camille apretó el ramo de flores baratas que habia podido comprar contra su pecho, pero el nudo en la garganta le quemaba. Y cada paso por el pasillo era como volver a ser una niña, caminando hacia algo que sabía que iba a doler.

Habitación 206.

Miro la puerta más