C32-TÚ MANDAS.
C32-TÚ MANDAS.
Eros no se apresuró. Sus manos, grandes y cálidas, recorrieron su cuerpo, los dedos se deslizaron por sus costillas, bajando hasta el arco de sus caderas y se detuvieron en la suave piel de su vientre.
Lucy jadeó cuando su palma se detuvo en el borde de sus bragas.
—Tan suave —murmuró él, como si hablara solo para sí.
Perdida en sus sensaciones, sintió cómo sus labios volvían a los suyos y ella embriagada por todo, se atrevió a morderle el labio inferior. Eros gruñó, fue una vibración grave que le recorrió todo el cuerpo.
—Así —susurró, alabándola sin más palabras.
Una de sus manos acuno su pecho y el pulgar rozó su pezón con una presión calculada. Lucy arqueó la espalda, dejando que más gemidos escaparan de su garganta y Eros aprovechó el movimiento para bajar la boca, sustituyendo sus dedos por los labios.
El calor de su lengua la hizo temblar.
El chupó con suavidad al principio, pero luego con más firmeza, hasta que Lucy sintió el placer retorciéndose en su bajo vien