C183- HORMONALMENTE FOGOSA.
C183- HORMONALMENTE FOGOSA.
La habitación olía a vainilla y las luces tenues dibujaban sombras en las paredes, y la música de fondo —un blues lento—se mezclaba con el sonido de la respiración entrecortada de Lucy.
—La doctora dijo que sí —murmuró Lucy, contra los labios de su esposo, mordiéndolos—. Pero no sé si tú podrás aguantarlo.
Él rio, bajo y ronco, mientras le deslizaba las manos por la curva de su cintura, evitando presionar su vientre redondo.
—Si me pones así, no voy a aguantar ni cinco minutos, conejita.
Ella le respondió con una risa ahogada y Eros comenzó a dejar un reguero de besos por su cuello, pero se detuvo un segundo para mirarla —esa mujer que llevaba a sus hijas dentro, que lo volvía loco desde el primer día—y sintió que el aire le quemaba los pulmones.
Se acostó a su lado sin poder apartar la mirada de sus pezones erectos y un poco oscurecidos por el embarazo.
—Mírate... ― gruñó, pasando el pulgar por el pezón izquierdo antes de llevárselo a la boca.
Lucy